jueves, 31 de julio de 2008

Un respiro

Viajamos hacia Málaga. Mientras mi mujer conduce, yo miro los campos de girasoles y me compongo la idea de que soy un general pasando ante sus tropas en formación.
¿Hasta qué punto el tabaco ha condicionado mi carácter, y con él, mi propia vida y visión del mundo? ¿Estaría, por ejemplo, tal día como hoy, 1 de julio de 2005, aquí, en La Torre de Benagalbón? ¿Me habría casado? ¿Tenido estos dos hijos? ¿Los mismos amigos? ¿Habría sido el mismo escritor sin humo en mi vida?

Estamos con el tabaco volviendo a los tiempos de su llegada a Europa, a España, cuando la Inquisición tomaba cartas en el humo y sentenciaba ser obra diabólica. El no fumar de nuestros días es militancia activa, proselitista, coercitiva, inquisitorial. La táctica del acorralamiento y envío a la reserva. Los fumadores somos gente impura, malsana, y cuando entramos en un local debemos hacer tintinear nuestra campanilla de apestados.

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