29 de noviembre. Ya han llegado las nieblas y los fríos y no sé como afectarán a las plantas ni a las flores. Hoy dedicaré mi atención a estas últimas, no sea que se malicien con esta climatología primaveral.
Siguiendo la taxonomía clásica, me detendré en cada uno de los elementos de estas curiosísimas y bellas factorías de semillas. Comenzando por los órganos de fijación o eje floral, que soporta las distintas partes de la flor, el pedúnculo o pedicelo, que fija la flor y conduce la savia, mide exactamente 1cm de largo por 1,5 mm de grosor. Un corte transversal del mismo nos presenta a vista de lupa, único instrumento de precisión óptica del que dispongo, tres secciones bien diferenciadas: una corona circular exterior de color verde oscuro y otra doble de ancha de color más claro en cuyo centro se aprecia un minúsculo círculo verde oscuro. Los tres elementos circulares comparten centro geométrico y adoptan la disposición de una floreada diana:
Como prolongación del pedunculo encontramos el tálamo o receptáculo en el que se insertan los verticilos florales. El de la flor del tabaco mide 2,6 cm, tiene forma de elegante y estilizada copa cubierta por fuera de pilosidades blancas cuyo tacto es pegajoso. Esta copa floral se abre por sus bordes rematándose en 5 triángulos isósceles de unos 3 mm de base por 1 cm de altura. Del cenro de estos sépalos surge lo que impropiamente llamaremos flor, es decir, los pétalos, que presentan una superficie visible de unos 4 cm, de color blanquecino verdoso por la parte más cercana al receptáculo, y de un delicado color rosa el resto. Esta vistosa envoltura coloreada recibe el nombre de perianto y es parte no reproductiva de la flor. El cáliz y la corola, que actúan como órganos protectores, guardan en su interior los órganos reproductores, androceo y gineceo, de los que me ocuparé más adelante.
La corola de la flor del tabaco está formada por los mencionados pétalos cuyo rosado color sirve para atraera los insectos portadores del polen fecundador. Técnicamente, la corola tabaquera es gamopétala, lo que quiere decir que sus pétalos están soldados.
Si la corola actúa como órgano de atracción, el cáliz tiene la función primordial de proteger la flor en su estado de yema, es una auténtica guardia imperial. El cáliz es la parte verde de la flor y en el caso que nos ocupa hemos de caracterizarlo como gamosépalo, pues los cinco sépalos que lo componen, cada uno con su tubo y su limbo, están soldados.
Hecho un corte longitudinal de la corola, podremos observar el androceo o conjunto de estambres que componen el aparato reproductor masculino floril. El de la flor tabaquera lo componen cinco estambres, que en realidad son cinco hojitas transformadas para contener el polen. A simple vista, cada estambre presenta sus dos elementos clásicos: el delgado filamento, que se hunde en las interioridades del cáliz, cuya parte aérea remata en la bolsita cargada de polen llamada antera. La misión del filamento estambroso es la fijación; desde el punto de vista de su conformación, estamos ante un androceo dialistémono, pues los estambres son independientes, están libres uno del otro. En cuanto a la inserción de los estambres respecto al ovario, estos son hipogíneos, es decir, insertos bajo él.
La lupa no me permite contemplar como quisiera la antera o mochila polinizadora, su estructura y elementos, por lo que daré por asentado que está compuesta de dos tecas, cada una de las cuales consta de epidermis, endotecio (capa mecánica), el conectivo (que une ambas tecas), dos sacos polínicos con células madres, el tapet y el haz liberoleñoso. Tampoco me es posible describirbin situ el grano de polen, con su exina y su intina, sus poritos y sus núcleos vegetativo y generativo.
El gineceo es el verticilo femenino de la flor, el recinto íntimo donde conviven el estilo, el estigma, el ovario y los óvulos. El estilo es una delgada columna que nace de la parte superior del ov ario y termina en el estigma, con forma circular y de tamaño algo mayor que la cabeza de un de un alfiler. Y penetremos ya en la interioridad femenina. El ovario es la parte inferior y ensanchada del gineceo y tiene forma de bellota. El de la flor del tabaco, a vista de lupa, tiene una cavidad o lóculo donde se hallan los óvulos. Puede hablarse por ello de un gineceo monocarpelar con placentación de tipo parietal, pues los dichos óvulos se arraciman en las paredes.
Imágenes de:
fritoverde.blogspot.com
es.encarta.msn.com
commons.wikimedia.org
La corola de la flor del tabaco está formada por los mencionados pétalos cuyo rosado color sirve para atraera los insectos portadores del polen fecundador. Técnicamente, la corola tabaquera es gamopétala, lo que quiere decir que sus pétalos están soldados.
Si la corola actúa como órgano de atracción, el cáliz tiene la función primordial de proteger la flor en su estado de yema, es una auténtica guardia imperial. El cáliz es la parte verde de la flor y en el caso que nos ocupa hemos de caracterizarlo como gamosépalo, pues los cinco sépalos que lo componen, cada uno con su tubo y su limbo, están soldados.
Hecho un corte longitudinal de la corola, podremos observar el androceo o conjunto de estambres que componen el aparato reproductor masculino floril. El de la flor tabaquera lo componen cinco estambres, que en realidad son cinco hojitas transformadas para contener el polen. A simple vista, cada estambre presenta sus dos elementos clásicos: el delgado filamento, que se hunde en las interioridades del cáliz, cuya parte aérea remata en la bolsita cargada de polen llamada antera. La misión del filamento estambroso es la fijación; desde el punto de vista de su conformación, estamos ante un androceo dialistémono, pues los estambres son independientes, están libres uno del otro. En cuanto a la inserción de los estambres respecto al ovario, estos son hipogíneos, es decir, insertos bajo él.
La lupa no me permite contemplar como quisiera la antera o mochila polinizadora, su estructura y elementos, por lo que daré por asentado que está compuesta de dos tecas, cada una de las cuales consta de epidermis, endotecio (capa mecánica), el conectivo (que une ambas tecas), dos sacos polínicos con células madres, el tapet y el haz liberoleñoso. Tampoco me es posible describirbin situ el grano de polen, con su exina y su intina, sus poritos y sus núcleos vegetativo y generativo.
El gineceo es el verticilo femenino de la flor, el recinto íntimo donde conviven el estilo, el estigma, el ovario y los óvulos. El estilo es una delgada columna que nace de la parte superior del ov ario y termina en el estigma, con forma circular y de tamaño algo mayor que la cabeza de un de un alfiler. Y penetremos ya en la interioridad femenina. El ovario es la parte inferior y ensanchada del gineceo y tiene forma de bellota. El de la flor del tabaco, a vista de lupa, tiene una cavidad o lóculo donde se hallan los óvulos. Puede hablarse por ello de un gineceo monocarpelar con placentación de tipo parietal, pues los dichos óvulos se arraciman en las paredes.
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