viernes, 25 de noviembre de 2022

Ad mulierem

 Existe en el arte de la oratoria un tipo de argumento llamado ad hominen, que consiste en descalificar personalmente al interlocutor con quien se está en controversia, independientemente de las ideas que defienda. Es una especie de golpe bajo, una puñalada trapera o una patada en la boca que se le propina para achantarlo, para confundirlo, para tratar de que pierda los papeles y anular la fuerza de sus palabras. Quien recurre a tal argumento demuestra lo débil e infundado de los suyos. En beneficio de la inteligencia, deme otros argumentos, hay que responder a quienes se valen de este malintencionado proceder.

Estos días de atrás hemos asistido al bochornoso espectáculo de polític@s menospreciando, denigrando, ofendiendo y descalificando como energúmen@s a una ministra, como nunca he oído en sede parlamentaria alguna, con expresiones que producen sonrojo, vergüenza e indignación.

La mayor parte de estas venenosas injurias salidas de voces peperas, voxeras y ciudadanas tiene que ver con la condición de mujer de la ministra, son prueba incontestable de violencia machista verbal, de acoso laboral, de cacería ideológica, pero no he visto ningún telediario que abra con el rechazo tajante de tal actitud, ningún periódico que la condene en grandes titulares, ninguna voz sensata de esas mismas formaciones políticas que llame al respeto y a la educación política. Ni siquiera en sedes de la soberanía popular como el Senado o el Parlamento he visto sanciones por tal violencia verbal.

Quienes llevan adelante este acoso e intento de derribo de la ministra, actúan, metafóricamente, como esas adolescentes que hace unos días aparecieron en todos los medios dándole patadas, puñetazos e insultando a una compañera de instituto. Y quienes grabaron y jalearon a las agresoras, o se pusieron de perfil, sin preocuparse de la víctima, son, manteniendo la metáfora, quienes votan a estos partidos políticos que consideran que todo vale para instalarse y perpetuarse en el poder.

¿En qué quieren convertirnos esta mala gente?


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