Hace hoy 79 años, el miércoles 22
de febrero de 1939, sobre las tres y media de la tarde, moría
Antonio Machado
en una de las habitaciones de la primera planta del pequeño hotel
Bougnol-Quintana, en el pueblecito costero francés de Collioure, a donde había llegado
el 28
de enero junto a su madre, Ana
Ruiz, su hermano José y la mujer de éste, Matea. La frase que titula este texto
es lo que la madre del poeta le preguntaba al oído a Corpus Barga, que la
llevaba en brazos desde la estación, pues además de la movilidad, la pobre
había perdido también el sentido de la realidad.
A las imágenes dantescas del medio
millón de españoles republicanos que colapsaron las carreteras hacia Francia
durante aquellos nefastos días de tramontana, lluvia, nieve y derrota, a las estremecedoras
crónicas sobre el terreno que los periodistas extranjeros iban transmitiendo a
los periódicos, se unen los relatos particulares de quienes acompañaron y
acogieron a la familia Machado en tan dramáticas jornadas: el escritor Corpus
Barga, el fonetista Tomás Navarro Tomás, el propio José Machado, Jacques
Baills, el joven jefe de estación de Colliure por entonces, la señora Juliette
Figueres, dueña de la mercería en que los Machado descansaron un rato, y la
señora Quintana, regente del hotel, cuyos testimonios están recogidos por Jacques
Issorel en Collioure 1939. Les derniers
jours d’Antonio Machado, publicado por la Fundación Antonio Machado de
Collioure en 1982, cuya lectura recomiendo vivamente.
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Paseo desde la estación al centro de Collioure |
El primer libro que leí de Antonio
Machado fue el volumen número 16 de la colección RTV de Salvat, una antología,
que acabó descuadernada por completo pues las hojas no iban cosidas, sino a la
americana, y a la primera que abrías el libro más de la cuenta, crujía el lomo
y se desprendían las hojas. Algunos de sus versos sonaban antiguos, pero me
parecía un poeta moderno que hablaba de cosas que me interesaban —la infancia,
los sueños y las galerías del alma, sus conversaciones con las tardes, con las
fuentes—, y que sabía filosofar en verso. El tiempo cambió su estética, pasó
por ella ensanchándola, abriéndola a nuevos horizontes: del intimismo romántico
a lo social, del yo a los otros, y a la denuncia, a la crítica de unos valores
vacuos que sustentaban una sociedad inculta, capaz en ocasiones de los peores
crímenes (La tierra de Alvargonzález),
responsable del atraso ideológico y moral del país. Si Valle había enfrentado
la historia española a los espejos deformantes del Callejón del Gato, Antonio
Machado puso a Castilla, símbolo de España, frente a un espejo bien pulido que
devolvía una imagen real del paisaje y del paisanaje. Su lirismo no ocultaba ni
idealizaba, nos enfrentaba a la cruda realidad de una nación ideológica y
moralmente muerta, que no ofrecía esperanza de progreso a sus hijos.
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Local donde estaba la mercería de la señora Figueres |
Sensato, sensible, inteligente,
pacífico, generoso, el autor de los Proverbios
y cantares es modelo de poeta y modelo también de hombre del pueblo, de ciudadano
que no renuncia a su ética, a los valores institucionistas, laicos, progresistas
y republicanos en que se educó. ¿Qué poetas españoles gozan de ese doble
prestigio moral y lírico?
Los últimos ocho años de la vida
de Machado corren paralelos a los de la II República. Desde el fervor y la
exaltación popular del 14 de abril de 1931, cuando el poeta recorre en
manifestación las calles de Segovia hasta la plaza Mayor y asoma al balcón del
Ayuntamiento en la que recién ondea la bandera republicana, a los amargos días
de la retirada, el proceso es similar:
las distintas fases de la derrota militar republicana se corresponden con un progresivo
deterioro físico del poeta, que llegó en las últimas a territorio francés.
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Hotel Bougnol-Quintana en la actualidad |
Con fecha 9 de febrero, Machado
escribió desde el hotel una carta a José Bergamín, que comienza así:
“Muy querido y admirado amigo:
Después de un éxodo lamentable,
pasé la frontera con mi madre, mi hermano José y su esposa, en condiciones impeorables (ni un solo céntimo francés)
y hoy me encuentro en Collioure, Hôtel Bougnol-Quintana y gracias a un pequeño
auxilio oficial con recursos suficientes para acabar el mes corriente. Mi
problema más inmediato es el de poder resistir en Francia hasta encontrar
recursos para vivir en ella de mi trabajo literario o trasladarme a la URSS
donde encontraría amplia y favorable acogida.” El mayor poeta español de su
tiempo, comparable en Francia a Paul Valèry, como le explicó Corpus Barga al
jefe de los gendarmes fronterizos tratando de conseguir un coche, cruzó la
frontera literalmente con lo puesto y un paraguas. Agravados sus problemas de
asma y de corazón por las caminatas bajo la lluvia y la fría tramontana, con
paso torpe, demacrado, envejecido como 20 años, Machado llegó exhausto al
hotel, del que salió muy poco, un par de veces hasta la cercana playa, y algún
paseo por la plaza arbolada cercana al hotel.
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Playa de Collioure |
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La Placette. A la izquierda, el hotel Quintana |
Dos días después de Antonio, murió
la madre. Ambos fueron enterrados en el nicho particular que una familia
ofreció. Años más tarde, a iniciativa del activista gerundense Josep Maria Corredor,
exiliado en Perpiñán, se realiza una campaña de suscripción popular y en julio
de 1958 los restos de Machado y su madre se trasladan a la actual tumba.
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Tumba actual |
Desde entonces ha habido intentos
de trasladar los restos del poeta a España, cosa que a muchos nos parece un
despropósito —¿Dónde se depositarían, por cierto? ¿En Sevilla, donde nació?
¿En Madrid, donde se educó y trabajó en sus últimos años? ¿En Soria, donde se
casó con Leonor? ¿En Baeza, donde procuró olvidar el dolor de aquella muerte? ¿En
Segovia, donde se enamoró de Giomar?—, pues a medio plazo se olvidaría que el
grandísimo poeta Antonio Machado murió pobre y en el exilio, expulsado del país
por quienes acabaron con el sueño republicano.
La tumba en Colliure es una
lección permanente de historia española que no podemos olvidar. Hay que guardar
memoria de aquella guerra que prendieron los franquistas, de aquellos días
terribles de la retirada y la derrota, contar a nuestros hijos y a los hijos de
nuestros hijos por qué Antonio Machado está enterrado en Colliure.
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Última carta manuscrita de Machado |