El cazador Orión, la hermosa Venus y la lejana Andrómeda, Selene en plata creciente, brillando limpias en el azul oscuro de la madrugada… Oh, la belleza de lo que he visto cuando he bajado a prepararme un café y he mirado al cielo, me ha traído los versos de fray Luis de León ‒Cuando contemplo el cielo // de innumerables luces adornado…‒, y la razón que lo asistía al desearnos una vida más plena y auténtica, lejos de las vanas sombras tras que andamos en esta cárcel de la materia, del dinero y de los mundanos bienes, acuciados por la prisa y las estrechas miras, sin ocuparnos en verdad de los emociones y sentimientos más claros y puros, que traen la salud interior, el contento y la paz a nuestro espíritu.
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