Domingo. He aprovechado que lucía el sol para dar un paseo. Arriba, el azul celeste, sin mácula,
es la imagen de la infinitud. El aire limpio deja ver los perfiles nítidos de
las sierras en varios planos de profundidad, los cortados de roca, las
quebradas, los caminos y cortafuegos, los claros y las manchas de matorral. He
subido hasta el cerro Miralobos y desde allí las veo llegar: avanzan despacio,
deslumbrantes, majestuosas, apagando los brillos de la mañana. Ah, las nubes,
exclamo para mis adentros con melancolía a pesar de la belleza de la estampa.
Arriba nacen
Sobre nosotros pasan
Atrás nos dejan
*
La mugre del
tiempo, como la del tabaco, o la limpias, o te puede y te pudre la vida.
*
Documental en La 2 sobre Hitler y Mussolini. Los ve uno
hacer cucamonas ante las cámaras, histriónicos en sus discursos, gallardos en
los desfiles, sanguinarios sin escrúpulos, feroces perros totalitarios,
nefastos borrones en las páginas de la Historia. Y comprueba que no estaban
solos. Las multitudes se apretaban en los estadios, en las plazas y en las
avenidas, llenaba los teatros y aplaudía enfervorizada. Por miles. Por
millones.
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