martes, 28 de noviembre de 2023

Círculos viciados (1)


Los preliminares de esta historia llegaron a mí, con siete u ocho años, cuando el maestro nos recitó sin convencimiento la biografía ejemplar del «estudiante caído» y luego hubimos de copiar en nuestro cuaderno el texto y la viñeta de la enciclopedia Álvarez en el apartado «Formación política (niños)»: “pudo elegir el camino de la comodidad, pero era falangista, sabía que España estaba en peligro y, renunciando a todo, eligió el camino del sacrificio para salvarla […] regresaba a casa tranquilo, pero, traidoramente, las pistolas del enemigo segaron su vida en la calle de Mendizábal […] Honremos su memoria y procuremos que su sacrificio no haya sido estéril”. Este caído por la patria, Matías Montero, que se nos presentaba a los niños y niñas como héroe y protomártir del falangismo, miembro activo del sindicato universitario de Falange Española, el SEU, fue asesinado el nueve de febrero de 1934. En su entierro, José Antonio Primo de Rivera pronunció una célebre optación —“¡Hermano y camarada Matías Montero y Rodríguez de Trujillo! Gracias por tu ejemplo. Que Dios te dé su eterno descanso y a nosotros nos lo niegue hasta que sepamos ganar para España la cosecha que siembra tu muerte”— recogida más tarde por Franco en el entierro del fundador de Falange.

El adoctrinamiento sin ambages, el lenguaje figurado y la moralina, resultaban inadecuados para el niño que uno era en aquellos primeros años sesenta, pues no se le había planteado aún la disyuntiva entre el camino de la comodidad y el camino del sacrificio por la patria, ni mucho menos identificaba los peligros o amenazas marxistas a que se veía expuesta España. Mucho pedir era también que un niño de siete años criado en una aldea de Priego explicara qué era el falangismo, el movimiento, o por qué llamaban caudillo y camarada a los hombres de los retratos en la pared.

De aquella escuela franquista y caralsoleada, esta historia da un salto a la España de nuestros días, al invierno de 2023, cuando subrayo unas palabras de Ignacio Martínez de Pisón en su novela El día de mañana, donde Mateo Moreno, inspector de la policía política en la Barcelona de 1975, meses antes de la muerte de Franco, expresa su temor a que se dé la vuelta a la tortilla en el país: “¿Quién te asegura —se pregunta el secreta— que los mismos tipos a los que enviamos a incomunicados no fueran a ser nombrados el día de mañana directores generales o ministros? […] Luego, tras la muerte de Franco, parecía que todo el mundo era demócrata de toda la vida […] Si en ese momento me llegan a decir que tengo a Felipe González tomando café en el bar de abajo de mi casa, a lo mejor hago como que no lo he oído. ¿A quién le apetece pasar a la historia como el tipo que detuvo a un futuro presidente del gobierno?” (273-275)1.

Esa reflexión del policía secreta me llevó de nuevo atrás en el tiempo, al invierno de 1956, un invierno crudo, con una ola de frío siberiano que afectó a toda Europa. Los periódicos difundían fotos de barcos daneses inmovilizados en el hielo, ríos desbordados y carreteras cortadas, informaban de la penuria de víveres en Bélgica, en Italia y Yugoslavia, de desprendimientos mortales de témpanos de hielo, de centenares de víctimas en Inglaterra y en Francia, de personas congeladas en Austria y de los 20 grados bajo cero alcanzados en Turín. En nuestro país, el temporal causó corrimientos de tierra en Gran Canaria, vientos devastadores en Navarra y nevadas históricas en Asturias y las Vascongadas.

El domingo 19 de febrero, en primera plana del Córdoba, «Diario de Falange Española Tradicionalista y de las JONS», junto al yugo y las flechas, en el rincón superior izquierdo de la página, aparecía inserto un breve que anunciaba la reanudación de las clases en la Universidad de Madrid, excepto las que se daban en el edificio de la calle de San Bernardo, que lo harían cuando se ultimasen las obras de acondicionamiento. Firmaba el comunicado el vicerrector, Manuel Lora Tamayo, en Madrid, el 18 de enero (el subrayado es nuestro: ¿error de copia o retraso considerable en la publicación?). El afán de contextualizar adecuadamente los años de mi nacimiento y primera infancia me llevó a una breve incursión en busca de las causas de aquella interrupción y continuación de las clases universitarias. Enseguida estuve en el buen camino.

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1 Ignacio Martínez de Pisón, El día de mañana. Seix Barral, Barcelona, 2011.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

La España de San Jamás

 España no se vende, se defiende. Huelga general. Asesino. Dictador. Yo soy nazi. Esta es nuestra policía. Canalla. Tiparraco. A prisión. No nos callaremos hasta hablar en unas elecciones y que todos podamos otra vez votar. Porque lo que está haciendo es lo contrario de lo que hemos votado. Le tienen miedo a las urnas. Los españoles tenemos derecho a opinar (Feijóo) nadie discute tal derecho; otra cosa es que el balance general de la votación del 23 de julio haya resultado favorable al progresismo. 23F. ETA. El Imperio. Banderas carlistas.¡Queremos votar! Su proyecto es el totalitarismo (Ayuso). Nos encargaremos de devolver golpe por golpe (La misma). Puto defender España. Que te vote Txapote. Yo soy español. Cabrón. Traidor. Hijo de puta. La Constitución destruye la nación. Basura golpista. España cristiana, no musulmana. Golpe de estado. No vamos a estar callados, no vamos a hincar las rodillas, vamos a levantarnos en defensa de la libertad y la separación de poderes (Moreno Bonilla). Si nos quitan la patria, nos quitan la libertad. Vamos hacia una dictadura. [Pedro Sánchez] tendría que irse de este país en un maletero (Tellado). El maricón de Marlasca. ¡Ladrones, guerracivilistas! ¡Sánchez, golpista, estás en nuestra lista! Que quede claro que somos franquistas porque fue la mejor época habida en España, y si no lo haces valer eres un maricón. No es una sede [Ferraz], es un puticlub. Hay que pasar de las palabras a los hechos. ¡¡¡Acuérdate que Judas se ahorcó, toma nota!!! Cánticos falangistas. Rezos. Saludos nazis. Exaltación del fascismo. ¡A por ellos! Gobierno ilegítimo. Amenazas. ¡Viva Cristo Rey!

Ante tales declaraciones, barbaridades e insultos difundidos por televisiones, periódicos, radios y redes sociales, me pregunto en qué España quieren vivir quienes estos días se reúnen en calles y plazas del país con la excusa de la amnistía a independentistas y policías encausados en el procés, y confieso mi miedo y mi repulsa más absoluta a la España que propugnan:

Una España con una constitución de hierro que niega el derecho a la peculiaridad histórica, cultural y lingüística.

Una España privatizada y sin servicios públicos en educación, sanidad, atención a los mayores…

Una España católica, de rosario y misa diaria, libre de infieles.

Una España de raza blanca, sin inmigrantes económicos (pobres).

Una España de familias como Dios manda: padre, madre, hijos.

Una España heterosexual de hombres viriles y mujeres sumisas.

Una España de partido único.

Una España presta y pronta a las armas para defender los sagrados valores de la patria.

Una España vengativa y movida por el odio, el desprecio y la persecución de las personas de izquierdas.

Una España donde los sucesivos gobiernos monocolor actúen en contubernio con sus señorías de la judicatura y el gran empresariado.

Una España donde no se tolere la discrepancia ni el espíritu crítico.

Una España que favorezca a las ricos y privilegiados y exprima inmisericorde al resto de la sociedad.

Una España donde impere la posverdad, establecida por los grandes timoneles del partido y de la nación.

Una España de inquebrantable pensamiento unánime que haga realmente innecesario el voto en las urnas.

Una España, en fin, que vuelva a ser una unidad de destino en lo universal, signifique lo que signifique tal proclama.

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Tras las elecciones del 23 de julio, la mayoría de votantes (12.610.939) optó por políticas de diálogo y progreso, frente a una minoría (11.270.025) cerrada, incapaz de establecer avenencia con otras fuerzas políticas, reaccionaria y nostálgica de lamentables tiempos pretéritos.

La derecha tiene mal perder. No sigue las reglas del juego cuando está en la oposición, pues se cree con el derecho adquirido de mantenerse siempre en el gobierno de la nación. No asume sanamente la derrota electoral, considera que el oponente ‒y quienes le votan‒ le han arrebatado ilegítimamente el poder que por designio divino le corresponde. Su actitud como oposición parlamentaria es desleal, no arrima el hombro en situaciones críticas sino zancadillea, busca la bronca, la crispación, insulta, ofende, distorsiona y menosprecia.

Espero que nunca sea realidad esa España antidemocrática reclamada estos días por la derecha más incivil, que exalta el nazismo y la intolerancia, que amenaza y odia al distinto. No, no quiero vivir en una España gobernada por PP y Vox. No quiero recortes, sino aumentos, en derechos civiles y en servicios públicos. No quiero otra vez caralsolistas ni gerifaltes. Y no renuncio a la utopía de un Estado que procura el bienestar común y considera a sus ciudadanos, antes que sumisos votantes o meros consumidores, personas con derecho a la felicidad.

En los primeros años setenta, el grupo Aguaviva cantaba «La casa de San Jamás», una maravillosa canción que hablaba de un lugar mágico y feliz, en un país donde las puertas dormían siempre abiertas. Como lugar y tiempo idílicos y soñados ‒los dorados siglos que echaba de menos Don Quijote‒ aquel San Jamás utópico nada tiene que ver con el aludido en el título de este artículo, que remite a una España que jamás debería volver.

lunes, 6 de noviembre de 2023

35 Viene limpia

Nace el alba en ese misterioso laberinto de los sueños donde madura el silencio de la estrella junto al canto de la alondra.

Viene la primera luz abriéndose paso en la flor de la jara y del espino, desplegando sus alas, enredándose fresca en la copa de las encinas y en los perfiles de la sierra.

Trae el alba en su regazo la paciencia ejemplar de la piedra, el mágico hacerse y deshacerse de la nube, el callado caer de la nieve, el íntimo rumor de la lluvia.

Viene limpia la mañana pidiendo paso con su azul.