sábado, 1 de agosto de 2020

El puerto (XLI)

Un puerto es un sitio ideal para un alma fatigada por las luchas de la vida. La amplitud del cielo, la arquitectura móvil de las nubes, los colores cambiantes del mar, el centelleo de los faros, son un prisma maravillosamente adecuado para distraer los ojos sin cansarlos nunca. Las formas estilizadas de los barcos, de complicado aparejo, a los que la marejada imprime oscilaciones armoniosas, sirven para mantener en el alma el gusto por el ritmo y la belleza. Y además, sobre todo, hay una especie de placer misterioso y aristocrático, en aquel que ya no tiene curiosidad ni ambición, cuando contempla, recostado en el mirador o acodado en el muelle, todos los movimientos de quienes se van o de quienes regresan, de los que aún tienen fuerza para querer, deseo de viajar o de enriquecerse.


Vista del puerto de Honfleur

No hay comentarios: