lunes, 24 de febrero de 2025
La maleta de Max (4)
martes, 18 de febrero de 2025
1975
Cincuenta años exactos de aquella tarde. Martes también. Tú cumplías diecinueve.
Empezabas a vivir fuera de la protección y la vigilancia familiar. A descubrir el placer de las clases en la Facultad, de tomar y completar apuntes, de los préstamos bibliotecarios, de consultar el Alborg, de comprar algún volumen de la colección Austral o de la editorial Losada, de subrayar el Curso de Lingüística General del padre Saussure, el ensayo de Sapir sobre el lenguaje, el manual de Wellek y Warren sobre teoría de la literatura, o el Diccionario de términos filológicos de Lázaro Carreter. La gozada de adentrarte de la mano de algunos profesores en la interpretación de nuestros clásicos, en una antología de poetas modernistas, en los poemas de Baudelaire o en las canciones de Georges Brassens. Sí, habías descubierto el placer del estudio, de la lectura, del comentario de textos, de la gramática. De la filología.
Empezabas a descubrir también la ciudad, los barrios, los cines, las salas de exposiciones, las representaciones en el Conservatorio, las tabernas, el olor a azahar, el humo del incienso en la Semana Santa, las canciones a coro en el Patio de los Naranjos, en las plazuelas y en los jardines, los discos en Fuentes Guerra, las ruinas de Medina Azahara, las carreteras y los caminos de la sierra.
Tus padres habían vendido el pabellón de la calle Altillo en el Campo de la Verdad y ahora vivíais en Maese Luis, entre la Corredera y los patios de San Francisco. Tu padre veía al fin culminado su propósito de quedarse definitivamente en la capital y dar estudios a sus hijos. Se acabaron los traslados y las mudanzas, dijo, renunció a los cursos para oficial, y se retiró como subteniente en cuanto pudo.
Tu hermana estudiaba Magisterio, tú hacías el segundo curso en la Facultad. Ahora los hijos varones de guardias civiles teníamos otras posibilidades que las de seguir el camino paterno e ingresar en el Cuerpo, y las hijas no limitaban sus expectativas, su vida, a la llegada de un marido. Buena parte de la sociedad española iba cambiando más y mejor que el estamento político, con el dictador a la cabeza, empeñado en el nacional-catolicismo, en mantener un régimen que hacía agua por muchas partes. Los hijos de la clase media llenábamos las aulas universitarias —abogados, médicos, historiadores, filólogos, ingenieros, veterinarios, economistas, arquitectos y peritos, pedagogos...—, comenzamos nuestra vida profesional durante los años convulsos, alegres y esperanzados de la Transición, vivimos el desencanto y la transformación del país. Empezábamos a construir nuestra vida al tiempo que España comenzaba una nueva andadura democrática.
Todo eso te ha traído el recuerdo de aquella tarde del 18 de febrero de 1975, en una de las habitaciones de la taberna Casa Pepe, el de la Judería, cuando mis amigos —Taka, Joaquín, Manolo Badillo, Mati, Pepe Vega— me regalaron un libro con versos y dibujos de Bob Dylan. Hace ya unos años que en esta fecha saco el libro de la estantería, leo las dedicatorias de mis amigos y releo algunas páginas al azar. Hoy, martes, 18 de febrero de 2025, recalo en esta canción:
Then you better start swimmin’
Or you’ll sink like a stone
For the times they are a-changin’.
[Si creéis que vuestro tiempo merece ser salvado
entonces, empezad a nadar
u os hundiréis como una piedra,
porque los tiempos están cambiando.]
lunes, 17 de febrero de 2025
domingo, 16 de febrero de 2025
La maleta de Max (3)
***
viernes, 14 de febrero de 2025
Un paseo en la mañana
Salgo a pasear por la carretera de circunvalación. A mi paso zurean unas palomas, kikirikea un gallo, ladra un perro, insiste la tórtola, silban mirlos y tordos. Sus voces se desvanecen a mi paso, pero no las flores de los almendros y las mimosas, ni las crestas de la sierra ocultas por las nubes, ni el eco de mis pasos cuando me adentro por las calles en silencio, camino de casa.
Lleno de calma y de cantos.
jueves, 13 de febrero de 2025
La maleta de Max (2)
***
1 Entrevista concedida en 2016 a Ofer Haderet, publicada en el diario Haaretz, 5 agosto 2018.
miércoles, 12 de febrero de 2025
Acotaciones sobre K
Cuando se trata de Kafka, nada es sencillo. No lo es su literatura, que se presta a muy distintas interpretaciones: existencialista, religiosa, profética, absurda, psicoanalítica… No lo es su ubicación como escritor: en qué historia de la literatura —¿alemana? ¿judía? ¿checa?— lo situamos. No lo es el canon de su producción: ¿Se incluyen las cartas? ¿Los diarios? ¿Las narraciones inacabadas? ¿O solamente lo que publicó en vida? No lo es la concepción de su propia vida. Ni lo fue su relación con las mujeres.
Kafka: una vida —una obra— sin hacer.
martes, 11 de febrero de 2025
La maleta de Max (1)
lunes, 10 de febrero de 2025
domingo, 9 de febrero de 2025
Memoria y desencanto: Benito Calero Bastón
Benito Calero Bastón nació en 1963, en Alustante (Guadalajara), hijo de guardia civil y maestra nacional de ascendencia francesa, afincados en Cardeña en 1971. Inició en Sevilla estudios de Arquitectura, que pronto abandonó para trabajar como guionista de programas culturales y crítico literario en la radio-televisión andaluza. Despedido tras los fastos del 92, Calero Bastón regresó a Cardeña, opositó a Correos y en la actualidad ejerce de cartero en Villanueva de la Jara.
Su primer poemario, Ecos de ciudad (1996) recoge la problemática relación de un yo rural con la vida en la urbe. Posteriormente ha publicado los tres volúmenes de una trilogía cuya arquitectura descansa en tres pilares: la infancia, recreada en La encina dorada (2001); la juventud, revivida en Intermitencias (2008), y finalmente la edad adulta, en N-420 (2023).
En este último poemario, que pasó desapercibido para la crítica comarcal y provincial, se aborda el acercamiento implacable a una intimidad que rezuma desencanto e imposibilidad. Lo primero por la mediocridad de la vida alcanzada por el yo en su madurez biográfica; lo segundo por la aceptación de la inviabilidad, de la imposibilidad de arrostrar ese fracaso vital y enfilar la carretera N-420 para huir de la anodina realidad y continuar la búsqueda. Todo ello, con un lirismo de sesgo elegíaco, no siempre conseguido.
*
Entonces
La vida era entonces un tren
cruzando veloz la noche
y soñarnos desnudos junto al mar,
el fragor de las olas arrastrándose
hasta la piel de nuestros deseos.
Eran tus ojos náufragos
en el humo de los cigarrillos
y en los vasos vacíos del amanecer.
Era el viaje, el camino, la llegada,
la noche creciente de las lunas,
era abril en tu cintura
y nosotros bajo la lluvia.
El rumor del río
en las callejas dormidas,
las luces amarillas de noviembre,
la ciudad extasiada en el canto
de las fuentes.
Eran los barcos, su estela
de espumas y de sueños.
Un pecho abierto,
un mapa sin fronteras,
solo ríos, ciudades,
bosques inmensos y sierras
donde habitaba la pureza.
Era entonces la vida un sueño:
el azul del mar y sus confines.
sábado, 8 de febrero de 2025
8 febrero
Ser las cosas. Ver desde su interior. Hablar por ellas. Por ahí va la poética de Rilke: darle voz a lo invisible a través de lo visible.
viernes, 7 de febrero de 2025
7 febrero
Ritmo ha de tener el verso, música y silencios, pero sobre todo, vida: el buen poeta llena de vida el verso.
jueves, 6 de febrero de 2025
6 febrero
(Variación sobre unos versos de José Corredor-Matheos)
No te preguntes
quién eres tú ahora,
sino quién fuiste
que ya no eres.
miércoles, 5 de febrero de 2025
Poeta y palabra
Delante de ti
toda la mañana:
su luz y sus alas,
su azul encendido
sin fondo y sin medida.
Ahora se trata
de seguir el vuelo
de unas palabras,
recibir el don
de unos versos
que den sentido a este hoy
y poder seguir mañana.
Porque la luz es tu vida.
martes, 4 de febrero de 2025
Dos brevedades
1
Morir es abandonar la luz que un día nos trajo aquí.
2
Ser gente bien no implica ser gente de bien. Ni la viceversa.
lunes, 3 de febrero de 2025
Microliteraturas: milagro.
domingo, 2 de febrero de 2025
sábado, 1 de febrero de 2025
Entre versos y encinas
Dimas Sotomayor Blasco
De su único poemario, Poesofía (2016), ofrecemos esta meditación sobre el ser y el tiempo.
A una rosa en un vaso
La gran cuestión: la vida
y su fugacidad.
La belleza, la roja
pasión, la juventud,
la luz en la mirada,
la suave piel que respira esplendor.
El hacerse de un alma
que se abre y se entrega
y perfuma la noche.
La certeza de saber que una tarde
de abril ya no estarás.