jueves, 31 de julio de 2008

Vía crucis

Las recaídas son terribles. Anoche, después de cenar, ocho cigarrillos. Cortar amarras definitivamente. Una dependencia innecesaria, evitable. Los tabaquistas acabamos adictos, confesos y convictos, atados a un galeón de humo. Personaje en busca de sí mismo con un cigarrillo en la boca: esa es la humosa cadena del empedernido, el título de su composición favorita.

No hay comentarios: