jueves, 22 de agosto de 2019

Dando vueltas a mi alrededor


Lou Reed, Hangin’Round

A Dieguito, que se quedó en el camino

Si Dios existiera y guardara memoria
de todos y cada uno de nosotros,
si alguna vez alguien, algo,
—¿el famoso Gran Hermano?—
fue señor de esta tierra
y registrados tiene los hechos
—qué soñábamos, en qué garitos
y con quién y cómo anduvimos—,
seguro que recuerda
la noche en que aposté mi vida
contra todos los coches
que se apartaron para no atropellarme,
o la madrugada en que descubrí
la Vía Láctea en los ojos de Marga.

Seguro que anotó
lo libres que llegamos a sentirnos
lejos de las ventanillas,
de los despachos y los notarios,
del futuro con hipoteca
y de los políticos de la ciudad.
De sus propiedades.
De sus condiciones.
De sus intereses.
De sus imposturas.

Íbamos
—¿te acuerdas?—
A tumba abierta.
Colocados.
Al margen.
Felices y despreocupados.
Íbamos por el otro lado.


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