Imagen: Belén Pérez Zarco © |
Estás
abajo. El juego acaba de empezar. Quedan aún muchos peldaños, recodos,
incontables pasos para llegar al ojo que todo lo ve, al gran agujero blanco que
todo lo atrae y todo lo disuelve, a la blancura primordial, a la pura energía
que nos nace y nos transforma hasta el fin del universo.
Comienza el
juego. Como ves, el camino está despejado, no hay fantasmas, pero nadie, nada,
te asegura que no haya bandidos en las revueltas dispuestos a cobrar peaje por
tu paso.
Solo tú. ¿O
acaso no reconoces tu brazo, tu mano, aferrada a la línea sinuosa y
contundente, sin principio ni fin, de la existencia? Es el juego de la oca. Es
el juego de la vida.
Solo se
trata de dar un paso. Y luego otro. Y otro. Y seguir hasta que la luz blanca te
acoja y seas uno con ella.
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