El día 4 de junio de 1924, mientras el féretro de Franz Kafka viaja hasta Praga, Dora Diamant y Robert Klopstock recogen los efectos personales del escritor. Según Kati Diamant, autora de Dora Diamant. El último amor de Kafka, "Robert recogió las notas que Kafka había escrito durante las últimas semanas como medio de comunicación. Dora dobló con esmero la camisa de dormir blanca de Franz y junto con otras pertenencias, como el cepillo del pelo, el lapicero y los cuadernos, las puso en su desvencijada maleta." (148) Otro día me ocuparé de las "hojas de conversación" que Kafka garabateó en sus últimas semanas. Ahora lo haré de esas pertenencias kafkianas recogidas por su novia y su amigo de la habitación del sanatorio de Kierling.
Me parece que la biógrafa de Dora Diamant se queda corta, pues solo menciona las hojas de conversación y unos cuadernos. Pero en aquella habitación había más papeles: cartas y tarjetas de la familia desde Praga, de Max Brod, de Robert Klopstock, antes de que abandonara temporalmente sus estudios de medicina y se instalara en el sanatorio Hoffmann para cuidar a su amigo; cartas de Felix Weltsch, de Franz Werfel y otros amigos de Praga; una postal de su tío, el médico rural Siegfried Löwy, desde Venecia; algún telegrama, al menos dos enviados por el padre el día 3 de junio, uno donde anunciaba la llegada del cuñado y del tío para hacerse cargo del papeleo legal y un segundo, donde dejaba en manos de Dora Diamant las últimas decisiones sobre el traslado y el funeral.
Había también libros de la colección de clásicos Reclam, regalo de Max Brod, una novela de Werfel, ejemplares de los periódicos de Praga donde habían aparecido los dos últimos cuentos de Kafka, notas y liquidaciones de los directores del Prager Presse y del Prager Tagblatt, de su editor Kurt Wolff. Había también documentos de identidad, el pasaporte, el visado, quizá algún informe médico, alguna receta, el certificado de defunción, los papeles para el traslado... Sin duda, estaría también entre aquellos papeles la carta que les envió Herschel Dymant negándose a dar la bendición al casamiento de su hija Dora con aquel judío que vivía fuera de la ortodoxia.
No creo que todos estos papeles se quedaran en la habitación del sanatorio. Dora Diamant contó años más tarde que ella se quedó con los últimos cuadernos y con las cartas que Kafka le envió desde Praga, antes de irse a vivir juntos a Berlín. Esos papeles tienen su propia historia y la sabréis otro día. En cuanto a las llamadas "hojas de conversación", unas 70, se han publicado bastantes, aunque no he logrado averiguar todavía el conducto.
¿Dónde fue a parar el resto de papeles de aquella habitación? Confío en ir sacando poco a poco el hilo del enredo.
Me parece que la biógrafa de Dora Diamant se queda corta, pues solo menciona las hojas de conversación y unos cuadernos. Pero en aquella habitación había más papeles: cartas y tarjetas de la familia desde Praga, de Max Brod, de Robert Klopstock, antes de que abandonara temporalmente sus estudios de medicina y se instalara en el sanatorio Hoffmann para cuidar a su amigo; cartas de Felix Weltsch, de Franz Werfel y otros amigos de Praga; una postal de su tío, el médico rural Siegfried Löwy, desde Venecia; algún telegrama, al menos dos enviados por el padre el día 3 de junio, uno donde anunciaba la llegada del cuñado y del tío para hacerse cargo del papeleo legal y un segundo, donde dejaba en manos de Dora Diamant las últimas decisiones sobre el traslado y el funeral.
Había también libros de la colección de clásicos Reclam, regalo de Max Brod, una novela de Werfel, ejemplares de los periódicos de Praga donde habían aparecido los dos últimos cuentos de Kafka, notas y liquidaciones de los directores del Prager Presse y del Prager Tagblatt, de su editor Kurt Wolff. Había también documentos de identidad, el pasaporte, el visado, quizá algún informe médico, alguna receta, el certificado de defunción, los papeles para el traslado... Sin duda, estaría también entre aquellos papeles la carta que les envió Herschel Dymant negándose a dar la bendición al casamiento de su hija Dora con aquel judío que vivía fuera de la ortodoxia.
No creo que todos estos papeles se quedaran en la habitación del sanatorio. Dora Diamant contó años más tarde que ella se quedó con los últimos cuadernos y con las cartas que Kafka le envió desde Praga, antes de irse a vivir juntos a Berlín. Esos papeles tienen su propia historia y la sabréis otro día. En cuanto a las llamadas "hojas de conversación", unas 70, se han publicado bastantes, aunque no he logrado averiguar todavía el conducto.
¿Dónde fue a parar el resto de papeles de aquella habitación? Confío en ir sacando poco a poco el hilo del enredo.