No seguía el día a día del caso, pero aquella tarde estuve un par
de horas largas viendo el desarrollo de una de las sesiones de la comisión de
diputados andalusíes encargada de aclarar el asunto: Gaspar Zarrías y Juan
Ignacio Zoido interpelados por los portavoces de los tres partidos que se
reparten el parlamento regional. Ja de
je.
Era mi primera
vez en una sesión de este tipo, en vivo y en directo, sin cortes publicitarios,
y estaba atento a cuanto se declaraba en aquella sala, supongo que con aire
acondicionado, porque los hombres, excepto un camisado de IU, iban todos de
traje y corbata, y a ninguno de ellos perló su frente el sudor. Ellas iban con
ligera manga larga. De jebe tu de jebere.
Primera
conclusión: ¡Vaya mamoneo! Seibiunouva
majavi.
Todo quisque elude
responsabilidades y señala con el índice de la culpabilidad al famoso director
general: Yo no sabía nada. Por qué tengo que pagar yo el pato o dimitir. Yo me
enteré por la prensa. An de bugui an de
güididípi.
Segunda conclusión:
pitorreo. Aserejé ja de je.
Por una parte, los portavoces, ninguneados por las altas instancias, disponían previamente de muy pocos papeles en verdad informativos y relevantes; ignoraban incluso fechas de publicación de boes y bojas que poder esgrimir como corpus delicti. Por la otra, los interpelados llevaban sus papeles muy bien aprendidos, y representados: ni por asomo iluminaron con la luz de la verdad el interior de la cloaca. De jebe tu de jebere.
Del chófer
no se habló.
Seibiunouva majavi an de bugui an
de güididípi aserejé...
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