viernes, 1 de agosto de 2008

Evolución natural

Día 6 de julio, víspera de San Fermín, patrón del chupinazo. La planta, a las tres semanas, ha crecido menos de lo que esperaba, pero sigue su evolución. Nos encontramos ahora una raicilla de 1,7 centímetros en la que es perceptible una cautísima raíz primaria con su finísima caliptra. Todavía no se observan pilosidades secundarias. En la raíz aparecen cuatro tonalidades: ocre claro en la raíz primaria, en un tramo de 4 milímetros, impregnada del color de la tierra. Otro tramo blanco traslúcido y brillante que en su parte superior presenta una débil coloración verdosa.
Las dos hojitas de antes son ahora cuatro. Las primeras en nacer tienen ahora cinco milímetros de largo por cuatro de ancho. Se aprecia ya pecíolo y nervadura central con algunas ramificaciones solo perceptibles a la lupa. Por encima de estas dos iniciales se han desarrollado otras dos, de asimétricas dimensiones. Una es como las primeras. La otra, redonda aún, no sobrepasa los 4 milímetros de diámetro. En ambas son perceptibles las nervaduras a simple vista de miope.
Como prensa para estas primeras muestras nicotianas me está sirviendo un ejemplar de las obras completas de Pablo Neruda, homenaje a la tierra americana donde creció la primera flor del tabaco. En el Canto general escribe el poeta chileno:

"Un nuevo aroma propagado
llenaba, por los intersticios
de la tierra, las respiraciones
convertidas en humo y fragancia:
el tabaco silvestre alzaba
su rosal de aire imaginario."

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