viernes, 1 de agosto de 2008

Naturalismo

Va obrándose el prodigio. En la jardinera, dos diminutas hojitas de un verde esperanzado van abriéndose paso en la tierra. Quiero lograr alguna de esas plantas para conocer de cerca a mi enemigo. Seguir su crecimiento, su transformación. Que la Madre Tierra me sea benévola.

Planta a los 9 días. Nada hace presagiar el maléfico poder de este brote que tengo delante. Ahora es una raicilla blanca traslúcida, de centímetro y medio de largo. Frágil. Dos hojitas redondeadas de poco más de un milímetro de ancho. Raíz principal, sin secundarias aún ni pelos absorbentes, terminada en la caliptra, el taladro natural con que la planta perfora la tierra, al tiempo que le sirve de protección. Todavía no deja ver qué clase de raíz será, si axonomorfa, fasciculada, napiforme, tuberosa o ramificada. Las hojitas tienen el limbo redondeado, de contorno liso, sin nervios ni pecíolo. Promesa aún.

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