Ingeniero de Caminos, Francisco Márquez Conde (Torrecampo, 1870—Madrid, 1936), viajó por toda Europa y el norte de África como representante del Departamento de Obras Públicas del Gobierno español para estudiar los grandes desafíos que la orografía presentaba al trazado del ferrocarril. Fruto de esa labor son la imprescindible Guía de los puentes del ferrocarril de España y Portugal y el monumental Caminos de hierro. En su faceta literaria, Márquez Conde es autor de La niña de La Torre (1913) y Espigas rojas (1915), dos zarzuelas de temática social. La hondura y la calidad de su vena lírica, de innegable estirpe romántica becqueriana, con un hondo sentido elegíaco en el que no falta la nota cosmopolita, puede comprobarse en La sombra de una flor, integrado por 150 composiciones en que rinde homenaje a sus escritores dilectos.
Francisco Márquez Conde desapareció en Madrid en las primeras semanas de la guerra civil, antes de ver publicadas sus memorias, El tren de la vida.
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COLLE DELL'INFINITO(Recanati, septiembre de 1819)
apagado ya el ardor de la tarde,
el poeta Giacomo Leopardi
sube a este collado de Recanati
en busca de descanso en sus estudios
y de consuelo para su alma herida.
Una brisa ligera
rumorea apacible entre los árboles
y trae los aromas
de la jara, el tomillo y los enebros.
Los vencejos y golondrinas trazan
nítidos sus vuelos al aire puro,
al oro puro del anochecer.
Allá abajo los campos solitarios
se sumen en las sombras.
Fascinado, anegado
de paz su espíritu, la plenitud
alienta en su pecho, la sensación
de tiempo inmóvil, de instante eterno,
de interminable espacio.
Y uno con el ocaso,
una su alma con la eternidad,
uno su pensamiento con la luz,
sin pesares que embarguen
—ni burlas de los niños
por su cuerpo deforme,
ni amores contrariados—,
arde en el joven poeta la dicha,
lo estremece el silencio,
la serena belleza,
la extática quietud
de tan hermoso naufragio del día.
(La sombra de una flor, 1923)
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