Calma, sosegada, extiende sus brazos el alba sobre los campos amarillos y la humedad de las vaguadas.
Huele a cereal, a hinojo, a infancia y juegos del verano.Calmo también tu espíritu, hasta que súbito, un aleteo y levanta el vuelo graznando un cuervo.
De un lado a otro del camino —tenues brillos metálicos— las arañas han lanzado sus hilos.
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