Lírico se pone uno cuando sale a caminar por la dehesa antes que asome el sol tras las sierras y apunta en su memoria poéticos sintagmas ‒delicada flor del alba, temblor de rosas, apacible son de esquilas‒, y ya en casa los traslada al papel en busca de unos versos, de un poema que acoja la belleza de estas primeras luces y músicas del día…
Y la fragancia del hinojo al pasar por ciertas vaguadas...
No hay comentarios:
Publicar un comentario