Acaba de llegar. Se ha posado en el extremo de la varilla de una antena de televisión. Ahí está. Es el mismo de estos días de atrás. Gira la cabeza a un lado y a otro. Agita sus alas, las plumas de la cola, hunde varias veces el pico en el pecho. Y finalmente se extasía en su perfil. Como posando. Como si supiera que lo observo desde mi ventana y que trazo en estas líneas su lírica silueta negra nítidamente recortada en el cielo gris húmedo del atardecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario