Amanecer del nuevo año. Silencio y calles solas. Sobre los adoquines de la plaza, confeti, vasos de plástico y tiras multicolores de serpentina. No muy lejos, risas jóvenes y chunda-chunda.
Por el Camino de las Huertas, la dehesa en niebla. Vuelos de urracas y de rabilargos. Ocultos en un árbol cuchichean unos jilgueros.
A la vuelta, va la niebla alzando el vuelo, disolviéndose y dejando limpio el cielo.
Buen augurio, me digo. Y entro reconfortado en casa, lírica y limpia también el alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario