Cisnes en el Eure
Alarga el sol la sombra de los árboles
y deja en la hierba un rastro de oro.
La brisa agita leve los rosales
y unos pétalos vuelan hasta el suelo.
Son las últimas rosas del verano.
Río abajo, una pareja de cisnes.
En el espejo sereno del agua
su blancura se funde
con el claro reflejo de las nubes
en el anochecer.
Baja el río en silencio.
En su nadar tranquilo
se llevan los cisnes la luz del día,
y una música que sólo tú oyes
colma de misterio tu corazón,
y de melancolía.
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