Aquel 12 de octubre de 1936, sobre la una del mediodía, se celebraba en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el entonces llamado Día de la Raza. Como rector vitalicio y en representación del Jefe del Estado, generalísimo Franco, presidía la mesa don Miguel de Unamuno. Lo acompañaban, a su derecha, doña Carmen Polo; a su izquierda, monseñor Plá y Deniel, obispo de la ciudad, y el general José Millán Astray, fundador de la Legión y mutilado de guerra, tal como se aprecia en la fotografía número 3.
El acto incluía cuatro
discursos —de don José María Ramos Loscertales, decano de Filosofía y Letras;
del padre predicador Vicente Beltrán de Heredia; del catedrático de Literatura
don Francisco Maldonado, y de José María Pemán, poeta—, que se sucedieron entre
entusiastas ovaciones del público, compuesto mayoritariamente por autoridades académicas,
civiles y militares, profesores universitarios, representantes de la cultura
salmantina y buen número de camisas azules. Los discursos fueron propios de la
ocasión y circunstancias: elogio del espíritu del Descubrimiento, el Imperio y de la
colonización americana, glorificación de los militares como baluartes de la
unidad política y espiritual, de la civilización cristiana occidental, y resurgimiento
de una España nueva y descontaminada.
Al día siguiente, en el
diario salmantino El Adelanto, que
ofrecía la crónica del acto ilustrada con la fotografía número 3, y reproducía
los discursos, podía leerse: “Finalizó el acto con unas breves palabras del
señor Unamuno y otras del heroico general Millán Astray, combatiendo a los
hombres que permanecen encubiertos, terminando con tres vivas al ilustre y
bizarro Caudillo del Ejército nacional, Jefe del Gobierno, general Franco, y
como remate de estos tres vivas, el augusto a la patria. El público le tributó una
inmensa ovación.”
El
siguiente párrafo de la crónica recoge —aunque no menciona a Unamuno ni al
señor obispo— lo que hemos observado en las fotografías número 1 y número 2: “Al
abandonar el paraninfo la excelentísima señora doña Mª del Carmen Polo de Franco
con los ayudantes, fue acompañada por el bizarro general Millán Astray, las
autoridades y el público hasta el automóvil, envuelta en una emocionante
manifestación de patriotismo y atronadores vivas a España y al general Franco”.
Otro
periódico salmantino, La Gaceta Regional,
se ocupa también del asunto y concluye: “Puso fin al acto el general Millán
Astray con unas exaltadas palabras de patriotismo y amor a España”. Como
complemento a la información se añade una crónica firmada por Guzmán Gombau:
“La voz del maestro Unamuno, del historiador Loscertales, de Beltrán de
Heredia, del catedrático Maldonado, del poeta José María Pemán y del soldado
Millán Astray sonó en el paraninfo, y por el milagro de la radio en nuestra
Plaza Mayor, en casi todas las casas de la capital y en gran parte de España,
retransmitida por las emisoras de radio […] Millán Astray en el momento
oportuno en que habló se mostró acertado, enérgico y hasta duro, llevando tras
de sí, tras de su gesto y su palabra, el entusiasmo de los españoles”.
¿Qué
breves palabras pronunció Unamuno al cerrar el acto? ¿Y el exaltado general
Millán Astray, que arrebató al auditorio?
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