Tarde gris, lluviosa.
Después de
unas horas de trabajo en el ordenador, salgo al balcón y paso un rato mirando
la calle vacía, la complicada geometría de los tejados y los muros, el trajín
de los gorriones y de los tordos en los tejados y en las antenas de televisión,
unas lejanas encinas allá al fondo, veladas por la llovizna…
Echo mano del móvil y pongo a todo volumen una balada de Dylan, «Cross the Green Mountain»; luego busco una joya de Nueva Orleans, «Carved in Stone» de The
Subdudes, con Lucía Micarelli al violín. Finalmente tecleo «María Callas, Casta diva»… Oh…
Los gorriones
y los tordos de los tejados de enfrente han dejado sus gorjeos y sus saltitos
entre las tejas, están quietos, como atentos a esa prodigiosa música que sale
de la garganta de María Callas, así que el misterio de la emoción ante la
belleza se desvela, un íntimo estremecimiento me recorre todo el cuerpo… y dos
lágrimas se desbordan lentamente mejillas abajo…
Quizá sean las
circunstancias y el estar uno más expuesto, más abierto y más sensible a las
emociones, más desbordado de afectos en estos días de confinamiento… por eso
comparto aquí con vosotros estas tres canciones que me han hecho hermoso un
rato de esta tarde.
Salud.
2 comentarios:
Ha conseguido usted, trasladarme al balcón de su casa sin moverme del sofá de la mía,con esa música de fondo.
Es lo que tienen las palabras del poeta, billetes de tren gratis.
Gracias, Araceli, por tus aladas palabras.
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